El festival se ha desarrollado entre el 26 de mayo y el 6 de junio.
Para la 18ª edición de Documenta Madrid que acaba de concluir las películas que se han seleccionado en cada una de las secciones han competido en igualdad de condiciones y premios, sin importar la duración de las obras presentadas, ya fueran cortos o largometrajes.
Bajo esta premisa, el jurado a premiado al Síndrome de los Quietos, del director cántabro Elías León Siminiani, con el Premio Fugas a la innovación y voluntad de cruzar fronteras. El jurado argumenta que se trata de “una película que reelabora el legado indispensable de Luis Ospina para crear una investigación sobre la historia reciente de Colombia tan lúdica como sutil, reafirmando al cine como herramienta esencial para deconstruir la realidad”.
El cortometraje La mano que canta de Alex Reynolds y Alma Söderberg se ha llevado una Mención Especial, también dentro de la Competición Nacional, “por su capacidad de deleitar y sorprender en su participación lúdica con el sonido y el ritmo, con las posibilidades de la interpretación y las migraciones del gesto corporal, y las relaciones cinestésicas entre los sentidos, creando una película rica en la alquimia del encuentro comunicativo y no limitada a las limitaciones del leguaje codificado”, según ha expuesto el jurado.
Abisal, del cubano Alejandro Alonso, ha conseguido el Premio Cineteca Madrid del público en la Competición Internacional.
Los largometrajes premiados han sido A todos nos gusta el plátano, de Rubén H. Bermúdez, que se ha llevado el Premio del Jurado a la mejor película nacional y el Premio Cineteca del público en la Competición Nacional; All Light Everywhere, de Theo Anthony, que se alza con el premio a la mejor obra internacional; Esquirlas, de Natalia Garayalde, que consigue el Premio Fugas y No táxi do Jack, de la portuguesa Susana Nobre, que se ha llevado una Mención Especial en la Competición Internacional.
