Iniciamos una serie de entrevistas con los responsables de las principales asociaciones de la industria del corto. Unas organizaciones que resultan fundamentales para comprender la historia y el desarrollo de esta industria en las últimas décadas. A través de ellas el Archivo del Cortometraje Español busca dar mayor visibilidad a esta red asociativa donde encuentran hueco las preocupaciones, los retos y las posibles soluciones del sector.
En esta primera entrevista hemos hablado con Sonia Bautista Alarcón, una cineasta polifacética, miembro de la Academia de Cine, que codirige el Festival de Cine de Madrid y que desde hace dos años es presidenta de la Plataforma Nuevos Realizadores (PNR), la asociación del sector del corto más antigua de España. “Hace ya más de 33 años que nació”, resalta al teléfono con un tono que denota cierto orgullo. Antes de comenzar señala que “hay que decir la PNR”, tras escuchar decir a quien la entrevista “el PNR”, un error, afirma , “que es algo frecuente”.
¿Por qué nació la PNR?
Nació por un grupo de realizadores y productores emergentes a finales de los ochenta. Entre sus socios en los inicios destacaban Iciar Bollaín, Fernando León, Chema de la Peña, Manane Rodríguez, Jaime Rosales, Juan Vicente Córdoba o Mónica Laguna.
Por aquel entonces apenas había donde estudiar cine en España y muy poco lugar para los cortometrajes, así que un grupo de estudiantes de TAI decide poner en marcha la asociación para resaltar el trabajo de los cineastas emergentes y, en concreto, de los cortometrajistas. Y empiezan a reclamar a las instituciones, a hablar y difundir el mundo del cortometraje y a posicionarse de alguna manera.
¿Cuál dirías que son los logros más importantes que ha logrado esta asociación en todos estos años?
Sobrevivir durante tanto tiempo. Que una asociación de cineastas sobreviva más de 30 años es un logro más que importante. A partir de eso se han conseguido muchas cosas. Que se hable del cine emergente, del cortometraje, estar en el panorama del cine de nuestro país, colaborando con instituciones, organizando actividades. Hemos lanzado muchos proyectos. Quizá una de las cosas que más continuidad ha tenido ha sido exhibir cortometrajes en salas de cine de manera regular. En aquellos años ochenta apenas podían verse cortos en salas de cine y se ha tratado de trabajar para dar visibilidad a los trabajos de sus socios y de sus socias, más allá de los festivales de cine. A lo largo del año, dos veces al mes, se organizan muestras de cortometrajes, además de colaborar con muchos festivales dentro y fuera de Madrid. Y se han puesto en marcha iniciativas como Mujer y Cine PNR a través de la cual numerosas muestras de cortometrajes y largometrajes se han exhibido por toda España.
¿Y el Festival de Cine de Madrid?
Es cierto que aunque tenemos muchos proyectos y colaboraciones en marcha, a mí me gusta decir que el buque insignia de la asociación es el Festival de Cine de Madrid. Empezó a principios de los noventa, también como una muestra de cortos y largos de socios y socias, y poco a poco fue convirtiéndose en el festival que es hoy, un festival calificador para los Goya, de carácter internacional y que en su programación cuenta con más de cien películas, entre largos y cortos y con un montón de actividades y encuentros.
¿Y qué otras actividades tenéis además del festival?
Es cierto, la asociación es mucho más que el festival. Hemos desarrollado y seguimos desarrollando otros proyectos en colaboración con otras asociaciones como Aula Corto, Shorts from Spain o Madrid Crea Lab. También trabajamos mucho para introducir el cortometraje en las aulas. E intentamos estar cerca de las instituciones para las decisiones que se toman en relación al cortometraje, pero siempre con voz propia para defender los intereses de los cineastas emergentes e independientes.
Has mencionado la colaboración con otras asociaciones ¿Con cuáles?
Colaboramos, por ejemplo, con la Coordinadora del Cortometraje Español y con AIC, que son las principales asociaciones de cortos de nuestro país. Estamos a disposición de Fundación SGAE y de EGEDA, para poner en valor el trabajo de los socios y socias PNR que también pertenecen a estas entidades. Trabajamos también con otras muchas asociaciones o colectivos como la Academia de Cine para la defensa del cortometraje. Los socios y socias PNR son miembros de la Comisión de los Premios Fugaz. Nos gusta trabajar de la mano de CIMA en sus propuestas, con quienes por ejemplo hemos organizado alguna muestra de cortometrajes de la mano de CIMA en Corto para poner en valor el trabajo de las mujeres cineastas de nuestro país. Spain Film Commision con quienes firmamos también un acuerdo de colaboración para poder contribuir en la difusión del potencial de España como plató de cine y como país de festivales de renombre. Durante la pandemia también apoyamos el inicio de Matriz (Asociación de Festivales de Madrid) o Alianza Audiovisual (Asociación de Asociaciones del Audiovisual). Y de manera continua ayudamos a difundir y promocionar el trabajo que hacen colectivos como Coofilm, diversas escuelas de cine o proyectos como RAMPA. En general, siempre estamos dispuestos a colaborar o crear sinergías con cualquier colectivo o festival que se ponga en contacto con nosotros y que defienda intereses similares a los nuestros en pro del sector y de la industrialización real del mismo.
Además, ya lo he dicho antes, también colaboramos con numerosos festivales de cortometrajes, a través de distintas acciones, por ejemplo, además de prestar nuestro apoyo a laboratorios de creación internacionales como Mestizo Lab o Bolivia Lab, y de contar con jurados profesionales en festivales como Aguilar Film Festival, Medina del Campo, Festivalito La Palma, Conofest o Dirección en Femenino, donde se han entregado premios PNR, hemos contribuido a que festivales como el Festival Internacional de Cortos Ciudad de Soria o el 50 aniversario del Festival Internacional de Cine de Cartagena pudieran presentarse en Madrid en lugares tan emblemáticos como la Filmoteca Nacional Cine Doré, el Palacio de Longoria sede de SGAE o la Cineteca de Matadero.
¿En qué medida crees que se ha profesionalizado la industria del corto en los últimos años?
Se ha profesionalizado en cierta medida, creo que ha habido un salto bastante grande. Se puede decir que la industria del corto goza de buena salud, pero aún así queda mucho por hacer. Aunque se ha avanzado mucho, tampoco podemos hablar de una industria cien por cine real, ya que los creadores no pueden vivir del corto.
El cortometraje es un formato en sí mismo, es al largo, lo que en literatura es el relato corto a la novela, afortunadamente cada vez se habla menos del corto como el ensayo o el paso intermedio para hacer el largo, y son ya muchos los directores de largos que vuelven al corto porque la historia que quieren contar así lo pide, algo que ha beneficiado en buena medida a la industria, pero, como ya he dicho, la profesionalización es relativa. Insisto, los creadores todavía no pueden vivir de hacer cortometrajes. Esa es la triste realidad.
¿La experiencia online en festivales, impuesta por la pandemia el año pasado, ha modificado el estado de las cosas?
Sí, ha habido un antes y después. Los festivales tuvieron que reinventarse y aunque hemos vuelto a lo presencial, creo que estamos en un periodo de transición, de transformación, donde todavía no están muy claras las bases de esa convivencia de festivales presenciales y festivales online.
La experiencia y posible transformación online de los festivales tiene cosas a favor y en contra. Por un lado, los festivales pueden salir de lo local, trascender fronteras, pero también tiene su parte negativa. Hay que trabajar mucho y ver de qué forma la convivencia entre ambos modelos puede ser beneficiosa para todos.
¿Entonces no está claro si las plataformas VOD son aliadas o competidoras de los festivales?
Deberíamos hacer un esfuerzo en ponernos de acuerdo. Las plataformas pueden reportar beneficios, pero estos no están claros. Creo que al final el último eslabón de la cadena, que es el cortometrajista, es el que casi siempre se queda fuera del reparto de beneficios. Habría que trabajar en eso y también para dar más visibilidad a los cortos. Porque lo cierto es que casi siempre el corto no pasa del circuito de los festivales, ya sean online o presencial. En esto, en ir más allá de los festivales, estas plataformas pueden ser las grandes aliadas para comenzar a profesionalizar el sector de una manera real.
¿Dirías que este es entonces el principal reto de la industria del corto en los próximos año?
Efectivamente. Tenemos que saber qué vamos a hacer y cómo convivir con las plataformas. Hay que reclamar a estas empresas que nos hagan un hueco para que la gente pueda ver cortos, porque se producen muchos cortos, cada vez hay más cortos y el público quiere verlos. Es necesario que el formato corto esté en las plataformas.